Oriol Antolí ha superado los límites del cuerpo y la mente en la carrera más extrema del planeta. El atleta catalán ha completado 103 vueltas, equivalentes a 690,7 kilómetros, en el Mundial de Backyard Ultra 2025, celebrado en Bell Buckle (Tennessee, Estados Unidos). Su registro de 102 horas, 58 minutos y 32 segundos consecutivos corriendo le ha valido el séptimo puesto mundial y, además, batir su propio récord de España en la especialidad.
El formato de la prueba es tan sencillo como brutal. Cada corredor debe completar un circuito de 6,706 kilómetros (4,167 millas) cada hora, y regresar a la línea de salida antes de que comience la siguiente. Si no lo hace, queda eliminado. La competición no tiene meta predefinida: continúa hasta que solo uno quede en pie. Esta estructura convierte al Backyard Ultra en una prueba mental y física sin precedentes, donde la regularidad, la gestión del sueño y la fortaleza psicológica deciden quién sobrevive.
Correr 102 horas seguidas (sin apenas dormir)
El Big Dog’s Backyard Ultra —considerado el campeonato mundial de esta modalidad— combina 11 vueltas sobre un circuito de trail en plena naturaleza con 13 vueltas sobre asfalto, en un ciclo que se repite sin descanso. De día, los corredores afrontan el terreno irregular del bosque; de noche, el asfalto se convierte en escenario de resistencia y soledad. Ese cambio constante de superficie, unido a la privación de sueño, multiplica el desgaste muscular y mental. Solo los más fuertes logran adaptarse vuelta tras vuelta.
Antolí llegó a Tennessee como referente del ultrafondo español y uno de los nombres destacados del circuito internacional. Su experiencia previa en la prueba y su capacidad para gestionar el esfuerzo a largo plazo le permitieron mantenerse entre los mejores desde las primeras horas. Con el paso de los días, cuando la mayoría de participantes ya habían abandonado, el catalán siguió sumando vueltas, entrando así en el selecto grupo de atletas capaces de superar las 100 vueltas, una barrera que muy pocos han alcanzado en la historia del evento.
La magnitud del logro resulta difícil de dimensionar: más de cuatro días corriendo sin descanso real, recorriendo más de dos maratones diarios, durmiendo apenas minutos entre vuelta y vuelta y alimentándose de forma controlada para mantener la energía. En total, 690 kilómetros que equivalen a unir Barcelona y Sevilla corriendo sin pausa. El cuerpo humano, en condiciones normales, no está diseñado para semejante desafío, pero el Backyard Ultra se construye precisamente sobre esa frontera entre lo posible y lo imposible.
Lazarus Lake, el ideólogo
La prueba fue creada por Lazarus Lake, el mismo organizador de la mítica Barkley Marathons, y se ha convertido en un fenómeno mundial dentro del ultrarunning. En ella participan los ganadores de las “Backyard” nacionales de cada país, formando una especie de Copa del Mundo de resistencia. El concepto ha inspirado versiones en decenas de países, pero la cita de Tennessee sigue siendo el escenario donde se miden los mejores del planeta.
Con este resultado, Oriol Antolí no solo mejora su propio registro nacional, sino que reafirma su posición entre la élite mundial del ultrafondo. En ediciones anteriores ya había dejado su sello con actuaciones destacadas, pero la de este año lo consolida como uno de los nombres de referencia en una disciplina donde la mente vale tanto como las piernas.
El Big Dog’s Backyard Ultra 2025 volvió a demostrar por qué se la considera la carrera más dura del mundo. No hay público, no hay metas ni podios tradicionales. Solo una campana que suena cada hora, un camino que parece eterno y un grupo de corredores que se niegan a detenerse. Entre ellos, un catalán que ha vuelto a superarse a sí mismo y que ha dejado su nombre escrito en la historia del ultrarunning español: Oriol Antolí, 103 vueltas, 690 kilómetros, y un récord que lleva la palabra imposible al límite.