El Barça sabe que tiene un problema en la defensa tras la salida de Iñigo Martínez. Los culés se quedaron sin su único central zurdo y sin su jefe en la zaga; además, las sensaciones de este inicio de curso no son buenas. Flick ha variado durante toda la temporada la pareja, intentando buscar el compañero ideal para Pau Cubarsí.
El problema es que el central catalán tampoco está pudiendo sacar su mejor versión en el costado zurdo. Por eso la dirección deportiva azulgrana está buscando algún central de ese perfil que pueda salir a un precio asequible. Uno de ellos es el portugués Gonçalo Inácio.
El central del Sporting Portugal es uno de los defensores más prometedores del país luso y con 24 años ya es un fijo en las convocatorias de la selección. Inácio termina contrato este próximo 2027 y el Barça podría intentar presionar con un fichaje antes de su último año de contrato. Su cláusula es de 60 millones de euros, pero los culés saben que podría bajar esa cifra.
Gonçalo Inacio and Festy Ebosele, fighting for a ball / FILIPE AMORIM
El conjunto portugués es consciente de que su jugador atrae a grandes equipos de toda Europa y ya están intentando mover ficha para renovar su contrato, tal y como ha informado A Bola. El plan luso es que Inácio aumente su compromiso con el Sporting hasta el 2030, tres años extras, y además con una subida importante de su cláusula hasta los 80 millones de euros para evitar posibles salidas del club.
El Sporting Portugal es un equipo con una gran tradición como vendedor, como los otros dos grandes en el país (Benfica y Porto). Hay que recordar las multimillonarias ventas de Bruno Fernandes o Viktor Gyokeres, pero en estos últimos meses están intentando aguantar un bloque sólido para ser dominadores en Portugal y competitivos en Europa. Las renovaciones de Pedro Gonçalves, Francisco Trincao y Ousmane Diomande van en esa línea. El próximo en la lista sería el central.
Media Europa se está pelando por Gonçalo Inácio, uno de los centrales más prometedores y, a priori, asequibles del mercado. Ahora la pelota está en el tejado del jugador, que tendrá que decidir si renueva y sigue en Portugal o prueba por primera vez fuera de su país en un grande del viejo continente.